Cosas que pasan, parte de mi historia.
No creo que por casualidad estés aquí...¡A mí no me preguntes!.
A veces me paro a pensar, quizás demasiado. No porque tenga tiempo en exceso o por que quiera rellenar un vacío existencial plasmándolo en un blog para sentirme un neo ilustrado buscando un minuto de gloria o como quiera que se diga, pero de cierta forma me alivia poder escribir unas líneas donde queden reflejados dichos pensamientos y experiencias vividas. Aunque sea de forma momentánea y efímera.
La cuestión principal es la siguiente: ¿Cómo he llegado a este punto?.
Muy fácil. Más allá de mi físico y personalidad, nunca pensaría que esto me hubiera podido pasar.
Un día me cambió todo con una profesora:
- Lo que pasó en aquella clase solamente lo sabemos ella, yo y aquellas benditas tizas (aún se usaban). Desconozco si la señora de la limpieza se hizo la loca o cambió de ruta, porque no vi el carrito en esa planta como habitualmente estaba. ¿Qué campeón, no?. No me pasan todos los días estas cosas. Me acuerdo de las miradas cómplices y de su sonrisa atemperada al sacarme a la pizarra y los compañeros atónitos en todos los sentidos, ya que allí solo iba a un par de asignaturas que me quedaban pendientes (cateadas) del último curso y no establecí interacción con el grupo. Menos mal que aquello ocurrió a finales de curso (no sé como podría haber gestionado aquella situación).
Tras este pequeño inciso vuelvo al punto de partida. Dicha profesora me dio todo lo que nunca había sentido (inclusive a previas experiencias), despertando algo en mí, más allá de un profundo deseo de placer: un deseo irrefrenable de dar y recibir, amar la vida disfrutando de los momentos más intensos de una forma desinhibida (en el buen uso de la palabra).
Así pues, pensé:
¿Por qué no?. Y hasta ahora.
En definitiva, cosas que pasan.
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